viernes, 18 de septiembre de 2015

La evolución del cine indie.

PUESTO ORIGINALMENTE EL 3-8-2011

Como escribí una vez por acá, hubo un tiempo en el que, para que una peli fuera indie, presupuestos aparte, había un requisito indispensable: que acabara a tiros con o sin muchos muertos. De mediados a finales de los 90, todo film independiente USA exploraba a seres especialitos, deprimidos con la sociedad y tal, viajeros por la norteamérica profunda que es donde abunda gente rara de cojones y así tienes situaciones extrañas pero dentro de lo mundano, y si apetece, y solía apetecer, que todo se complique y finalizar la historia con una ensalada de balas y palos muy cuca. Que si el prota sobrevive le sirva de redención, o lo mismo no sale vivo y da igual, es cine indie, se permite que no sea final feliz.

Todo ésto molaba: ver a Reese Witherspoon dando caña a Jack Bauer por esas polvorientas carreteras en Freeway, a Christina Ricci manipulando a machotes de rubia tanto en Lo opuesto al sexo como en Bufallo 66, dando carpetazo a la etapa infantil, o la angustia de Steve Buscemi, Willy H. Macy y otros sufriendo en Fargo la teoría Bundy, el que es perdedor, lo es siempre ya se encargará el destino de que eso no cambie.


















POCAS SON TAN TAN TAN INDIES


¿Qué pasó? Que se hicieron tantas así que a la fuerza el género tenía que evolucionar, que tanta brusquedad es mala para el turismo. Al final uno acaba preguntándose si es creíble que un tío (Sean Penn) tenga tanta mala suerte en Giro al infierno. O James Woods en Al final del Edén. Nada, algo hay que hacer. Y tomando nota de pioneros en lo de quitar los tiroteos y quedarse con lo del estudio social, en el 98 un joven directorcillo hizo Academia Rushmore. Una gozada de peli, quien iba a decirnos que se iba a repetir tanto Wes Anderson creando familias disfuncionales que hartaría al fan más férrimo con la del tren, o que el prota Jason Schwartzman (¿hombre reloj?) no sé por qué cuanto más lo veo más ganas me dan de atropellarlo, es algo visceral, que me cae mal vaya.

La cosa caló y se redujo la violencia para ir arrimándose a la comedia disparatada, con la excusa de las drogas al principio (Homegrown) argumento cuasi fantástico (Donnie Darko, Cómo ser John Malkovich) o historias románticas verdaderas y honestas (You Can Count On Me, 'Tú, yo y todos los demás') Nada que objetar, muy buenas todas. Se ha ampliado el concepto y se tienen nominaciones a los Oscars al guión y algún secundario. Pero ya sabemos como, de un tiempo a ésta parte, se les ha ido de las manos. Lo indie no es indie, es comercial disfrazado de. Los actores de entonces han crecido y se han pasado al lado oscuro. ¿Reese aceptando el guión de Four Christmases? ¿Jake Gyllenhaal dando saltos de videojuego por Persia? ¿Ryan Gosling a punto de ser Linterna Verde? Y venga comedias de familias alocadas, y venga diálogos gafapastas. Excepciones, por supuesto, haylas. Las vemos... en inglés, porque cada vez tienen menos distribución en España. Han de triunfar pero bien: una Juno llena de defectos pero efectiva cuesta hacerla 7'5 millones de dólares y recaudó 228. Somewhere no sacará tanto, pero tiene premios en festivales y una historia preciosa... después de una escena inicial hecha a posta para irritar.














NO ME SUENA NI UNA OIGA


Así podemos seguir con otros (pocos) ejemplos de directores y actores que siguen en el buen camino indie, con o sin violencia pero sin traicionar las reglas, que son además de poca pasta unos diálogos no subnormaloides o pseudointelectualoides, personajes interesantes, comedia extravagante, amores creíbles... menos mal que tenemos internet y existen subtítulos (de los que soy poco amigo, pero me resigno y trago con algunas series que tardan en doblar y pelis de mis musas que ni de coña darán en España) con eso vamos tirando. Quien sabe dónde llegaremos. ¿Vuelta a la violencia visceral? ¿Desaparecerá como género cinéfilo lo independiente? ¿Sundance ya murió?

Entre la mainstreamnización de lo indie y las malvadas distribuidoras patrias, al final ni las películas medianas de presupuesto e intenciones saldrán a cuento y les pasará lo mismo. A piratear como locos por no tener otra opción. ¿Llegará el día en el que una gane el Oscar a la mejor película y no la estrenen en nuestro país?. Responden (es ficción, de mome) Teddy y Sinde a dúo: ''es que costó hacerla menos de 5 millones, es que sólo ha ganado en Cannes, Venecia, los Spirit, New York Critics, Toronto... no Berlín y Los Globos. Es que son Patricia Clarkson y Famke Jansen y Sam Rockwell, no tienen tirón suficiente. Va, venga, la daremos con 50 copias un par de semanas, como con Déjame entrar.''

CABRONES. Ojalá cuando sus muráis, sea Robert Altman quien decida dónde mandaros.

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