lunes, 21 de septiembre de 2015

Dime algo.

PUESTO ORIGINALMENTE EL 9-8-2011

MARTITA: -Dime algo
KEI: -Que quieres que te diga

Así podríamos resumir lo que es salir de noche por la barriada. Cualquier madrugada veraniega en la que todos acabamos tirados en los bancos de alguna replaceta, o en el césped del parque alejándonos del lugar donde han montado las fiestas del barrio. Da igual, el caso es estar con los colegas tridimensionales, lejos del ordenador, que os de el aire jovencitos. Que así los padres están contentos y aprovechan que el nene se ha ido para jugar al parchís*.

2003: Tres chicos. Cuatro chicas. Muchas pipas. Mucho tedio autoimpuesto (podríamos hacer como los de Skins, pero preferimos hablar y eso) el problema en realidad es de edad.

Hace unos años, a los quince, estaba bien quedar para no hacer nada, porque sí hacíamos algo: quejarnos de los profesores, cotillear de los compañeros que no están in situ in this moment, hablar de los sueños futuros... Como podemos ver si miramos a la plaza adyacente, nuestras madres, vecinos mayores y algún señor poco cómodo que no sabe cómo ha ido a parar ahí, sí que le dan de forma incombustible al palique. Tienen otra edad perfecta para salir a los bancos de abajo y básicamente, cotillear de los vecinos que no están in situ in this moment, y sus programas de la tele. Y los que mejor se lo pasan, los niños que van de un lado a otro, unos ratos con los adultos y otros con nosotros, ya que es hermano/a de alguno/a. Niño coñón o no según cuanto tiempo se quede.

Pero cuando eres veinteañero y salir consiste en tal plan, de vagar por el barrio sin hacer nada en plan Suburbia no mola nada la cosa. ¿Por qué no estoy en Torrevieja restregándome con alguna guiri en discoteca a ritmo de perretón? O en una fiesta privada intentando respirar dentro de un jacuzzi lleno de peña. Creo que en verano los pabellones deportivos abren de madrugada y hacen ligas de... bah, que cansancio sólo de pensarlo. Con éste calor. Tampoco parece que vayamos a liarnos entre nosotros, ni para pasar el rato. Las series mienten. Y la españolas más.

Si no, Martita en vez de estar ojeando el Vale a mi lado amenazando con hacerme el test, estaría en una secta engañada al creer que era un casting de ALSA. Jorge, en vez de tirarle piedras al gato de la del segundo B estaría fornicando con la profesora de naturales. Mariló no devora las pipicas a ritmo compulsivo y cuando se aburre nos las tira y dice ''eh, despertad'' ''decidme algo'', estaría descansando por su embarazo, de su medio hermano drogadicto (ésto sí pasó en mi entorno, pero no fue una amiga directa, sino una conocida. No de su hermanastro, de su novio. Que no era drogadicto, sino una gran promesa del balompié) Angel tampoco podría acompañarnos, en vez de estar robando a los de la barriada de al lado las maderas de San Juan, cosa para la que ya no tiene edad, estaría robando la mascota del instituto rival y poniendo un cubo de blandiblú encima de la puerta del director. La Sarai no estaría lidiando con su hermanita, la que va y viene, que deje de quitarle el móvil para ver los mesajes del novio, que no todos son aptos para infantes. Estaría Sarai en una reunión de Alcohólicos Anónimos siendo fichada por un asesino en serie, que también beben una cosa no quita la otra. Lidia no estaría preguntándonos a nosotros qué es el fuera de juego, que el chico que le gusta no hace más que hablar de fútbol. Estaría ganando su primer sueldo paseando a la vez una docena de chuchos de la alta sociedad newyorkina. Y yo en vez de estar recostado mirando las estrellas literalmente, y respondiendo de forma tan original a la petición de Martita de ''dime algo'' estaría hackeando una web importante de los USA, da igual de George Lucas o el FBI, me pillarán igualmente y huiré en un descapotable recogiendo en el camino a una joven tan chiflada como yo, nos enamoramos, iremos asaltando bancos y bares de carretera por la geografía patria hasta Andorra, donde me nacionalizaré y seré olímpico de badminton en los JJ.OO. de 2004.

Pero no estamos en una serie teen. Estamos en la realidad. A las 02:00 vamos pensando en irnos a dormir, cada cual a su casa. Aun suena de fondo la orquesta 'Son de Azahar' que tocan por tercera vez ''Saca la mano Antonio, que mamá está en la cocinaaa...'' que casi dan ganas de estar realmente en una serie de esas. Sé que ir al pueblo en verano es un tostón más aburrido, como he leído en varios blogs éstos días. Que ir a la playa para algunos también. Pero los que nos quedamos en el barrio semivacío, con los amigos del resto del año, haciendo lo mismo que hacíamos de adolescentes mientras esperamos impacientes el fin de semana, para irnos a las discotecas playeras con, como mucho, uno de los presentes, así nos luce el pelo.

Dime algo, dime algo... pues te digo que yo, aquí, así, con vosotros, estoy en la gloria. De salir a discotecas ya me cansé. No tengo prisa por tener cincuenta años y que parezca normal estar en éste plan apalancados en la replaceta de la barriada. Me encanta estar como alelao fingiendo estar más cansado o aburrido de lo que estoy, escuchando el silencio y entre medias vuestra conversaciones mundanas e insustanciales, como las mías. Porque ser amigos es ésto, ya que no nos pasan las aventuras seriéfilas de Nada es para siempre, ni de Dawson siquiera, como alternativa tirarnos pipas y recordar los tiempos del insti es un buen plan. Pero no puedo decirlo. Así que al ''dime algo'' respondo ''que quieres que te diga'' que es lo que hay que responder. Cuando seamos treintañeros, pongamos en 2011 dejaré por escrito tanta sinceridad en alguna parte. Como será la realidad, y no una serie, estaréis casi todos casados, con hijos, hipotecados, en el mejor de los escenarios. Yo si hago esas cosas seré el último, lo sé yo y lo sabéis vosotros. A saber con qué aficiones me entretendré mientras...

*Referencia zipizapesca.

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