Cattivik.
No es una mascota del Un, Dos, Tres. En todo caso si al Chollo le hubiera caído el chapapote de Spiderman. Ya que Cattivik es un delincuente amargado con la sociedad que a falta de internet troleaba desde los 70 en revistas italianas hasta que se ganó su propio cómic.
El autor responde por Bonvi (Franco Bonvicini) basó su carrera a criticar la política, la guerra en su más famosa obra, Sturmtruppen, y todo lo que viera de falso y cínico en el ámbito social del primer mundo. Cattivik en realidad es un pobre hombre, o pobre ser, ya que los intentos de criminalizar son siempre frustrados por las circunstancias más absurdas.
Lo peor es que no puede cambiar. Sabe y acepta que nació así, para hacer el mal, no necesita más excusas para sus malévolos planes en los que predominan robar todo lo robable, y estafas rocambolescas que sólo los más ingenuos picarían. Su filosofía es intentarlo una y otra vez hasta alcanzar la gloria, vamos como ligar, pero considera un éxito afanar un simple reloj o el cuadro más caro, el caso es conseguir lo que te has propuesto. Mientras, cuando se ve forzado a entablar una conversación, no duda en soltar sus frases anti todo lo que le parece mal de los humanos.
El cómic tuvo el suficiente reclamo para seguir unos años tras la muerte de su autor, que le hicieran serie tv y videojuego. Que tiene una pinta bastante guay. A mí me ha atraído el simple pero efectivo dibujo, que con lo poco que es puede expresar un montón de gestos (negativos, claro) y la imaginería que desplega para meterse en líos de innumerables maneras. Con éste carismático ladronzuelo cerramos la cosa italiana, esperando haber descubierto para bien a alguien la cantanta del otro día, éste Cattivik y la peli... bueno, nos reímos mucho.
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