martes, 13 de octubre de 2015

El desayuno del recreo.

PUESTO ORIGINALMENTE EL 12-9-2011

Bocadillo de mantequilla y azúcar en un pan tipo viena. Fritos Barbacoa. La felicidad hecha desayuno y a barato precio. Una cosa tan sencilla y pobre, que los abusones no te lo quitan a no ser que tengan mucha hambre o por aquello del que dirán sólo te arramplan unos fritos, y nada del bocata, sería demasiado ruín incluso para ellos. Mientras escribo ésto no tengo tiras de maiz, pero sí bocadillo, después de tantos años y pregúnteme por qué. Por qué le dí de lado, si para aplacar la jambre es perfectamente válido y homenajear aquella infancia. Luego me pondré a dar vueltas hasta marearme, para rematar.

Lo que no hay que hacer, y lo digo porque lo sufrí, es pensar que pueden estar buenas unas tiras de maiz barbacoa de otra marca. Que error, cuando estaba en un súper y las ví y me dije: por 50 céntimos de ná lo mismo... y no, era una mala copia sosa y repugnante, como cierta versión de cierta serie que se estrenó ayer en cierta cadena ex-amiga.

Y es que a la hora de rememorar los fritos una bolsa grande son demasiados, lo mejor es si te acuerdas las pequeñas en cualquier kiosko. Para el próximo Cine Basura tiraré la casa por la ventana en cuanto a bebidas (lo mismo Red Bull, lo mismo granizado de limón, si encuentro) y ahorraré en pitanza con bocata de mantequilla espolvoreado con aquello... ya sabes, aquella cosa... sí, azúcar, Phoebe, azúcar. Volviendo a tiempos escolares, y otros productos tan o menos basureros:

Un día pusieron un mostrador de bollería en el porche del patio. El pobre chico que lo atendía aprendió pronto que hubiera hecho mejor yendo a la mili que ésta opción de Prestación Social Sustitutoria. Se le veía estresado, aun tendrá pesadillas en la que decenas de mini zombies alzan los brazos en su dirección gritando ''comidaaa... dame un triángulo, o una caña de crema, o tu cerebro''
 

















PELIGRO. SUCUBO

Y aquí es donde quería llegar. A los triángulos de crema. A diferencia de las cañas que algunas marcas se parecen a las de antaño, el cambio en los triángulos en su composición fue un atentado. Recordando, los que yo conocí estaban recubiertos de un chocolate crujiente, o casi, pero que aguantaba muchos minutos antes de derretirse. Incluso días en épocas de frío. La masa bizcochil bien, se desmenuzaba al hincarle el diente, no al tocarla se te quedaba hundido el dedo y al sacarlo te llevabas un cacho pringoso como ahora. Y la crema, vale, no estaba bien distribuida, nunca lo está en ningún producto de bollería industrial, pero era de color claro y sabor suave. Estaba buena. ¿Qué vengo sufriendo las pocas veces que he osado caer en misma piedra, desde hace como diez años, comprando uno porque lo ví en la estantería tras meses de ausencia y me dije 'a ver la nueva remesa, que lo mismo la anterior estaba defectuosa'? Ingenuo, eso soy. Vengo sufriendo un chocolate asqueroso, que se te queda pegado en los dientes porque de crujiente nada, blandurrio como en proceso de descomposición. Y la crema es casi naranja, casi chicle, en un pegote más concentrado todavía, en una esquina inferior que puede salpicar a quien tengas al lado con el mismo alcance que los cohetes del lanza de playmobil por lo menos.

Lo que es la masa bizcochil supongo que bien, el sabor combinado de los otros dos elementos lo tapa. Pero nunca más, los donetes están a un euro y con eso tiro. O unos phoskitos que hace mucho que no... oh! espero que no hayan traicionado ese espíritu los fabricantes. Así que para el próximo visionado online, mezcla de desayuno del cole y bebida de sibaritas. Y lo mismo algo sano como un yogurt o así para no sentirme tan culpable.

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