PUESTO ORIGINALMENTE EL 7-11-2010
Una conspiración les digo. Un club exclusivo al que se accede solo (hey,
mi primer 'solo' con la seguridad de no errar) por derecho de
calendario, y aun así no todos. Hay ciertas reglas que he ido
recopilando.
Escena 1. En la carretera:
Está
un hombre intentando arrancar su coche. Tiene 50 años o más. Mi padre y
yo pasamos al lado, y le dice el del auto: jefe, ¿me ayudáis empujando
para que rule? Mi padre también cuenta 50 o más. Esto es importante, que
como dije es requisito tener cierta edad. Aunque nos lo diga a ambos,
se lo ha dicho a él. El es el jefe, aunque no es su jefe. De su trabajo
digo. Ni papá es actor de aquella serie. Le ayudamos y mi progenitor le
grita, cuando el coche ya marcha 'ya está'. 'Gracias, jefe' le responde.
Y yo flipo, se ha repetido la jugada. El pobre hombre le ha confundido
con su jefe, me digo.
Escena 2. En un restaurante:
Estamos
toda la family comiendo y a la hora de llamar al camarero, mi padre le
suelta 'maestro, ¿nos atiende cuando pueda?'. Comorrr... que va a ser tu
profesor, pienso, si aparte de más joven ahí lo ves, de camarero.
Y
seguí fijándome en ellos, los amigos y otros de su generación en sus
conversaciones y llego a la ineludible conclusión de que se lo han
montado así, una especie de círculo, asociación o peña con su lenguaje y
palabras guiño a la hora de pedirse ayuda o compartir conferencias en
tono hablar en serio del pasado. Jefe y maestro son las contraseñas más
usadas y hace falta poco más. Entre gente que no se conoce (o eso
parece) y se produce un compadreo instantáneo. Y lo hacen solo los
señores de cierta edad, no veo a las mujeres decirse 'jefa, que se me ha
caído la blusa en tu tenderete' a la vecina de abajo o 'maestra, añade
un poco perejil' en la tienda.
Ni a mis amigos varones pero la
mitad de jóvenes gritándonos 'jefe, pásamela estoy solo' en un partido o
'maestro, vámonos a tomar un café' eso nunca, los maestros son el
enemigo para nosotros. Decimos tú, eh, o nuestros nombres. Así que ya
saben, en cualquier momento de los próximos 20 años alguien les dirá
algo pero incluyendo esos palabros. No se sorprendan, es una invitación a
un selecto club secreto que se habrán ganado por el hecho maravilloso
de tener (y que se le note) una vida de honesto señor currante.
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