martes, 28 de abril de 2015

Mamaaá, telooo.

PUESTO ORIGINALMENTE EL 7-3-2010

Una expresión que no debería existir, lo quitas y ya está. Pero el niño extrañado la pronuncia. En su inocencia, al ver algo tan incomprensible, que nunca estuvo y ahí está de repente en su colacao, le paraliza momentáneamente y no pasa por su mente tomar cartas en el asunto. Es necesario una instancia superior, y esa es mamá. Que lógicamente responde como una madre, primero le apoya (''vaya, lo siento te ha tocado telo'') y luego le ayuda (''toma ésta cuchara y quítalo''). Y el chaval entiende que la vida es así, pasan cosas inexplicables, que te preguntas por qué a mí, pero hay soluciones y a veces tan simples.

Que sí, que estoy tratando éste tema no estoy loco. No por ésto, al menos. Según el instituto Clint Eastwood, de Massachusetts, los genes y la infancia determinan muy mucho tu forma de ser adulta, aunque no quieras. Se ha entrevistado a gente de todo tipo y los resultados son muy interesantes. Una niña que creció sin madre se encontró telo en la leche, pero no dijo: papá, telo. No está en los genes, ha de ser mamá o nada. Además de tener que tirar el desayuno poco después su pez se le murió al salirse de la pecera. Y fue entonces cuando la pequeña B.B. descubrió lo cruda que es la vida, de una forma más dramática que la otra. Inluso se hizo una peli de eso, Kill Bill 2.

Ese sería el caso de sujeto que ante la imposibilidad de recurrir a la reacción natural sufrió algunos reveses que se podrían haber evitado. Pero hay casos peores. En los años 70 un zagal encontró telo. Sus dos padres estaban trabajando y al enfrentarse al enigma reaccionó aun peor. Se lo tomó. Hoy día es programador de Antena-3. No diré más.

Y luego está el caso del chico que lleva treinta y cinco años sentado a la mesa esperando que el telo se vaya. No quiere molestar a su madre, que no entendía por qué el crío no se toma la leche de una vez. Pero no le dice nada porque quiere que aprenda por sí mismo, aunque tarde un pelín. Quien si no Juan Carlos Ortega para entrevistarles:

ORTEGA: -Vamos ahora con el caso de Josefina. Es una madre que le puso el colacao a su hijo hace treinta y cinco años.

GEMMA: -¡Treinta y cinco años!.

RING...

MADRE: -¿Sí, dígame?.

ORTEGA: -¿Es usted Josefina?, la mamá de Raulito que lleva treinta y cinco años sin tomarse la leche?.

MADRE: -Sí soy yo. Qué desea dígame usted.

ORTEGA: -Pero haga usted algo por dios.

MADRE: -Nooo, eso sería peor. El niño tiene que aprender que la vida es así de dura, que se encuentran cosas que no tenían que estar pero están y no vale esconderse, hay que afrontarlas.

GEMMA: -¿Pero cómo sabe usted que tiene telo si el niño no se lo ha dicho?.

MADRE: -A ver, ¿qué clase de madre sería yo si en treinta y cinco años no me diera cuenta de que el colacao de mi hijo tiene telo?. Yo paso de refilón y miro, cada dos o tres años y como el niño está anonadao no se da cuenta de que me he percatado del asunto.

ORTEGA: -¿Y no le dice nada Raulito, su hijo?.

MADRE: -Nooo, porque él no quiere molestar. Y seguro que tarde o temprano da con una solución. Eso creemos su padre y yo, por paciencia que no quede que hoy todo el mundo va deprisa a todas partes, estresados con el móvil.

GEMMA: -Pero mujer déle una cuchara y ya está.

MADRE: Nooo si él no la piiide. El primer paso debe darlo él, y nosotros lo entenderemos sea cual sea su personalidad. De los que piden ayuda, de los que tiran la leche por el fregador o, dios no lo quiera, de los que se lo tragan. Que indica valentía pero después de treinta y cinco años como estará el colacao.

ORTEGA: -¿Podemos hablar con su hijo, Josefina?.

MADRE: -Está bien. Pero no le digan que yo sé que su leche tiene telo, no vayamos a fastidiar su educación después de treinta y cinco años.

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http://www.youtube.com/watch?v=s0S7QIQkrRY

RAULITO: -¿Sí, digame?.

ORTEGA: -¿Eres Raúl, el hijo de josefina?.

RAULITO: -Sí soy yo. Qué desea dígame usted.

ORTEGA: -Verá es una encuesta. ¿Ha tenido usted telo en la leche alguna vez?.

RAULITO: -Pues que casualidad que sí, hace treinta y cinco años que tuve telo en la leche y no supe que hacer y así hasta hoy.

ORTEGA: -Pero hombre, algo se podrá hacer.

RAULITO: -Si sé que sí se podrá hacer algo, pero no doy con ello. Estoy tan asombrado y enfadado de que me tocara a mí telo, que no arranco con la solución.

ORTEGA: -Alguien habrá a quien recurrir, todos necesitamos ayuda alguna vez.

RAULITO: -Mi primer impulso fue decírselo a mi madre, pero por no molestar...

GEMMA: -Ay por favor que pena.

RAULITO: -Estoy pensando en llamar al Si amance nos vamos, y ver que dicen. Así lo mismo acabo con ésta cosa. Que manda cojones que por la maldita leche no haya hecho mi vida, y esté aquí esperando a ver que pasa con el puto telo.

ORTEGA: -Te deseamos suerte Raulito.

RAULITO: -Gracias, y disculpen el lenguaje pero entiendaseme. Es que son treinta y cinco años ya.

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