Total, veinte duros que había que pagar al banco una vez llegadas las fichas, que no eran gratis más bien el fabricante confiaba en el buen proceder de los españoles. Avergonzaaaaos, el fin del mundo está cerca todos los que como yo por vagancia de no echar el viaje o por lo que sea no pagásteis las cochinas cien pelas que costaban aquellas maravillosas estampas grandes y cuadradas, de animales, aviones, coches... esas son las que tengo así que debo trescientas calas a Planeta de Agostini.
¿Y cómo las ordenaba?. Pues de más bonitas a más feas, no veas que entretenido hacer divisiones entre las más más guays y de ellas elegir las primeras, lo mismo con el segundo bloque y luego igual con las feas, dificilísimo oye con las de coches o animales elegir las más horrendas para ponerlas debajo.
Extendidas sobre la cama y aun así me faltaba espacio, a lo mejor por eso no las pagué porque el bloque boyante era de las feas, e incluso de esas seleccionaba de feas con encanto a muy pero que muy horrendas. Las de aviones era otra cosa, la mayoría molaban. Dándole la vuelta encontramos una completa información sobre el interfecto y las características técnicas o vitales dependiendo, pero muy bien puesto todo.
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