La inigualable. La incomparable. La diosa de las tv-movies: Connie Sellecca. En el mundo se discute si es mejor Pelé o Maradona, Jordan o Johnson, Kas naranja o Kas limón. Nunca se decidirán. Pero si la pregunta es quien fue y será por siempre la reina de las pelis para televisión, está claro. Ella, la elegancia de pelo negro, la tita (de madrina) que todos querríamos tener.
Nacida en New York en 1955, debe su fama inicial a dos series: El gran héroe americano y Hotel. Lo lógico hubiese sido dar el salto al cine, pero no. Eligió un camino más simple pero entrañable a largo plazo, acumular cienes y cienes de tv-movies para llegar a las casas pillando desprevenido al personal, recién comidos, debatiéndose entre echar la siesta o ver ciclismo o docus... antes de echar la siesta. Y de repente alto el mando: es ella, está ahí, se ve que Antena-3 o Tele-5 están de ciclo de pelis para la caja tonta (es cualquier día de lunes a viernes) antes de decidir con qué basura de prensa rosa sustituye al fracasado programa de prensa rosa que acaban de cancelar.
Aprovechemos mientras tanto para ver a Connie en una historia basada en hechos reales, seguramente. Lo mismo le han secuestrado a su hijo, o se va de vacaciones con dos amigas a Hawaï y se liga a un jovencito, o es nueva en un pequeño pueblo encantador y se gana el respeto de las mujeres porque abre una peluquería y les da consejos y eso.
¿Van a atreverse a dormir sabiendo que Connie está haciendo algo?. Que lo mismo es esa en que es detective privada y tiene de compañero a un fantasma de los cincuenta, o esa que tiene un rancho y una hija que compite en el derby y ganan pero el caballo enferma y a lo mejor hay que matarlo. La hija por supuesto es una joven Thora Birch o una joven Candace Cameron.
El caso es que el tiempo pone a cada uno en su lugar, y en época de culto friki la Selleca está en los altares, bien acompañada por Sally Field, Joanna Kerns (la madre de Los problemas crecen), Tony Danza, Shelley Long, Yasmine Bleeth, Zack Morris (es que el nombre real es muy difícil), Vanessa Redgrave, Beau Bridges, Stephanie Zimbalist la de Remington Steele... y tantos otros que forman su corte. Algún día se juntarán todos para hacer la tv-movie definitiva: por supuesto llevará en el título la palabra mortal (Relación Mortal, Deseo Mortal, Juicio Mortal) aunque tiene que pasar en navidad. Será producida por Oprah Winfrey, en un pequeño pueblo de Oklahoma o Arkansas, zona media del mapa yanqui. Connie es una bella cuarentona y cantante de country en un sucio local, que está casada con un borracho violento interpretado por uno de los Baldwin que no sea Alec ni Daniel. No se separan porque tiene un hijo medio autista pero superdotado que hay que ahorrar para el tratamiento en la clínica del psicólogo especialista, un atractivo doctor del que ella se enamora y no puede ser otro que Martin Donovan. Esto lo habla Connie con su mejor amiga, que no es otra que Janine Turner (Maggie en Doctor en Alaska) y con su madre que será Olimpia Dukakis. El detonante del drama será el amigo del marido, que pilla besándose a los amantes.
Este lo interpreta Judd Nelson, el jefe de Brooke Shields en la serie no se me distraigan. Se chiva porque siempre ha estado enamorado de la prota y le pica. De todo esto es testigo la canguro del niño, Gaby Hoffman returns. ¿A que mola?. El final es sencillo: el niño se vuelve normal gracias a la revolucionaria técnica del súper doctor, el marido intenta matarlos con el coche, delito grave y entonces está justificado que muera. De eso se encarga la abuela que ha manipulado el coche además el tío iba borracho y falla, barranco abajo. Es una tv-movie así que se encontrará su cuerpo nada de secuelas, otro tanto a favor del género. Al final del final se ve que se han ido a vivir todos juntos a una casa impresionante, Gaby se despide porque se va a la universidad (hay que dejarlo todo atado) y cuando se va en el taxi llega una limosina de la que sale... Dennis Farina, productor y padre del loquero que llega para ofrecerle un contrato discográfico country a Connie y de paso le tira los tiestos a la abuela. Final feliz.
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