domingo, 10 de agosto de 2014

Películas educativas.

PUESTO ORIGINALMENTE EL 10-7-2009

Fueron una especie de miniplaga, en los setenta allá en USA (anti Vietnam y pro derechos humanos) y en los ochenta en España (democracia habemus). La diferencia estaba en que mientras en yankilandia se presentaba todo ésto con el bonito envoltorio de los macrofestivales, por aquí se estilaba ir de intelectual y progre. Y no, no me refiero a las películas de Imanol y Sacristán donde soltaban toda la verborrea propia de seres que se pasan el día leyendo filosofía y la columnas de los periódicos de entonces. No, iremos más allá de nuevo gracias a ese canal infravalorado, Cinestar, y como siempre a las madrugadas de La 2.

En éstas cadenas avistamos hace un par de años, en apenas unos días una serie de películas con mensaje educativo pero no por ello dejaban de ser entretenidas. Los títulos: A change of seasons, The Harrad Experiment, La próxima estación y Vivir mañana.

A change of seasons que en España se tituló Sólo para adultos es una divertida y muy filosófica película sobre un matrimonio maduro, Adam (Anthony Hopkins) y Karen (Shirley MacLaine) que por encima de todo van de modernos, pase lo que pase.

Por eso cuando él se lía con una alumna a Karen no se le ocurre otra cosa que hacer lo mismo y echarse un novio también jovencito. Y hacer como si no le molestara, tenemos un matrimonio abierto incluso se van todos de vacaciones a la nieve de Vermont. Decir que la alumna es Bo Derek y la pinta de Hopkins muy cómica como profesor de universidad. Los diálogos son solamente sinceros cuando son dos los que conversan, y tan políticamente correctos como falsos y afilados cuando está todo el grupo. Hasta que aparece la hija del matrimonio, que siempre huyó de sus academicistas papis y se encuentra un panorama liberal que debía ser propio de ella y no entiende un carajo de lo que pasa. Además se está identificando demasiado con el novio de su madre... tanta tensión en aumento lógicamente estallará y se demostrará que los más listos no son necesariamente los más felices. Woody Allen podría haber firmado perfectamente una historia así.
















The Harrad Experiment. Vista en las locales a eso de la medianoche, tres veces en una semana la pusieron en una de Murcia. Esto es una escuela diferente, la asignatura principal es el sexo (bueno las relaciones de pareja) pero la teoría de juntar a un grupo de adolescentes y ponerlos chico-chica en el mismo cuarto a convivir es un experimento curioso. Y condenado al fracaso. En realidad es una comedia romántica en toda regla, no una de picores ochenteros ni pseudo porno. Eso se nota al final cuando el prota, Don Johnson se enamora de la compi que le ha tocado, Sheila (Laurie Walters) la típica empollona y pasa de guaperas a pagafanta. No sin antes intentar tirarse a todas las que se encuentra en el college, incluída la esposa (Tippi Hedren) del director (James Whitmore) que le da calabazas para educarle. También anda por ahí otra parejita que no pega mucho, la rubia despamapanante y el típico graciosillo regordete. Las pruebas engañosas que pone el dire en las clases, jugando con la psicología son el punto educativo, mucha teoría sobre el mundo adulto y tal pero cuando la nena está en peligro el sentido de protección de su compañero le descubre como un Hugh Grant joven en el más intrínseco sentido. Se puede ver en google vídeo: El experimento Harrad

Y llegamos a las españolas madrugada de la 2.

La próxima estación. Educativa a más no poder. Me encanta ésta peli, por los actores todos en plan serio y por los diálogos. Desde la desafiante Cristina Marcos, los intentos de tolerancia de Alfredo Landa y Lola Herrera (la anterior se lleva de casa al hijo de éstos cuando se lo echa de novio) y no olvidar la charla que mantiene Landa con el padre de la invasora, un súper artista progre Agustín González. Gran escena aunque larga.

Toda la cinta es un continuo enfrentamiento entre generaciones, los padres rectos y trabajadores versus los niños enamorados que con 17 años se fugan de casa y no tienen donde caerse muertos. Todo ésto pasa porque no quieren que la joven, desterrada por sus progenitores se refugie en el cuarto del nene, niño mimado y confiado. Mamá Herrera echa a la novia del hasta entonces perfecto y ejemplar querubín, y el querubín se larga con su Julieta. Y le toca al padre Landa ir en busca de ellos en un viaje por las calles de Madrid (importante la parte del retiro) que será un viaje iniciático a la libertad de pensamiento para él. Y para los espectadores.

 











 


Vivir mañana. Lo mismo de conflicto generacional pero entre profesores y alumnos. A un lado, Antonio Ferrandis y Mercedes Sampietro profesores de instituto. Al otro, un grupo de jovencitos émulos de las pelis de delincuentes de la época que dirigía Eloy de la Iglesia. A ver como educamos a unos gamberrillos de éste calibre. Pues lo intentará el ya mayor maestro, que se pasa le peli quejándose de lo mal que está la juventud y cómo se han olvidado los viejos valores. Y el respeto. La parte amable corre a cargo de la gran Rafaela Aparicio y una niña preguntona, María Adanez hija de la Sampietro y que se supone que es la generación a salvar, porque la actual está perdida. Visto así su generación, la X no es tan mala.

Quiso la casualidad que las pusieran a la vez y las repitieran en unos días, y se te queda el mensaje claro. A pesar de los desnudos (fake descarado en una) de las pintas de Hopkins y González y en todas se ve claramente sin tapujos que eran educativas. Las pondría en las escuelas pero lo cierto es que en general los personajes no acaban muy bien que digamos.

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