PUESTO ORIGINALMENTE EL 9-8-2011
MARTITA: -Dime algo
KEI: -Que quieres que te diga
Así podríamos resumir lo que es salir de noche por la barriada.
Cualquier madrugada veraniega en la que todos acabamos tirados en los
bancos de alguna replaceta, o en el césped del parque alejándonos del
lugar donde han montado las fiestas del barrio. Da igual, el caso es
estar con los colegas tridimensionales, lejos del ordenador, que os de
el aire jovencitos. Que así los padres están contentos y aprovechan que
el nene se ha ido para jugar al parchís*.
2003: Tres chicos. Cuatro chicas. Muchas pipas. Mucho tedio
autoimpuesto (podríamos hacer como los de Skins, pero preferimos hablar y
eso) el problema en realidad es de edad.
Hace unos años, a los quince, estaba bien quedar para no hacer nada,
porque sí hacíamos algo: quejarnos de los profesores, cotillear de los
compañeros que no están in situ in this moment, hablar de los sueños
futuros... Como podemos ver si miramos a la plaza adyacente, nuestras
madres, vecinos mayores y algún señor poco cómodo que no sabe cómo ha
ido a parar ahí, sí que le dan de forma incombustible al palique. Tienen
otra edad perfecta para salir a los bancos de abajo y básicamente,
cotillear de los vecinos que no están in situ in this moment, y sus
programas de la tele. Y los que mejor se lo pasan, los niños que van de
un lado a otro, unos ratos con los adultos y otros con nosotros, ya que
es hermano/a de alguno/a. Niño coñón o no según cuanto tiempo se quede.
Pero cuando eres veinteañero y salir consiste en tal plan, de vagar por el barrio sin hacer nada en plan Suburbia
no mola nada la cosa. ¿Por qué no estoy en Torrevieja restregándome con
alguna guiri en discoteca a ritmo de perretón? O en una fiesta privada
intentando respirar dentro de un jacuzzi lleno de peña. Creo que en
verano los pabellones deportivos abren de madrugada y hacen ligas de...
bah, que cansancio sólo de pensarlo. Con éste calor. Tampoco parece que
vayamos a liarnos entre nosotros, ni para pasar el rato. Las series
mienten. Y la españolas más.
Si no, Martita en vez de estar ojeando el Vale a mi lado amenazando
con hacerme el test, estaría en una secta engañada al creer que era un
casting de ALSA. Jorge, en vez de tirarle piedras al gato de la del
segundo B estaría fornicando con la profesora de naturales. Mariló no
devora las pipicas a ritmo compulsivo y cuando se aburre nos las tira y
dice ''eh, despertad'' ''decidme algo'', estaría descansando por su
embarazo, de su medio hermano drogadicto (ésto sí pasó en mi entorno,
pero no fue una amiga directa, sino una conocida. No de su hermanastro,
de su novio. Que no era drogadicto, sino una gran promesa del balompié)
Angel tampoco podría acompañarnos, en vez de estar robando a los de la
barriada de al lado las maderas de San Juan, cosa para la que ya no
tiene edad, estaría robando la mascota del instituto rival y poniendo un
cubo de blandiblú encima de la puerta del director. La Sarai no estaría
lidiando con su hermanita, la que va y viene, que deje de quitarle el
móvil para ver los mesajes del novio, que no todos son aptos para
infantes. Estaría Sarai en una reunión de Alcohólicos Anónimos siendo
fichada por un asesino en serie, que también beben una cosa no quita la
otra. Lidia no estaría preguntándonos a nosotros qué es el fuera de
juego, que el chico que le gusta no hace más que hablar de fútbol.
Estaría ganando su primer sueldo paseando a la vez una docena de chuchos
de la alta sociedad newyorkina. Y yo en vez de estar recostado mirando
las estrellas literalmente, y respondiendo de forma tan original a la
petición de Martita de ''dime algo'' estaría hackeando una web
importante de los USA, da igual de George Lucas o el FBI, me pillarán
igualmente y huiré en un descapotable recogiendo en el camino a una
joven tan chiflada como yo, nos enamoramos, iremos asaltando bancos y
bares de carretera por la geografía patria hasta Andorra, donde me
nacionalizaré y seré olímpico de badminton en los JJ.OO. de 2004.
Pero no estamos en una serie teen. Estamos en la realidad. A las
02:00 vamos pensando en irnos a dormir, cada cual a su casa. Aun suena
de fondo la orquesta 'Son de Azahar' que tocan por tercera vez ''Saca la
mano Antonio, que mamá está en la cocinaaa...'' que casi dan ganas de
estar realmente en una serie de esas. Sé que ir al pueblo en verano es
un tostón más aburrido, como he leído en varios blogs éstos días. Que ir
a la playa para algunos también. Pero los que nos quedamos en el barrio
semivacío, con los amigos del resto del año, haciendo lo mismo que
hacíamos de adolescentes mientras esperamos impacientes el fin de
semana, para irnos a las discotecas playeras con, como mucho, uno de los
presentes, así nos luce el pelo.
Dime algo, dime algo... pues te digo que yo, aquí, así, con
vosotros, estoy en la gloria. De salir a discotecas ya me cansé. No
tengo prisa por tener cincuenta años y que parezca normal estar en éste
plan apalancados en la replaceta de la barriada. Me encanta estar como
alelao fingiendo estar más cansado o aburrido de lo que estoy,
escuchando el silencio y entre medias vuestra conversaciones mundanas e
insustanciales, como las mías. Porque ser amigos es ésto, ya que no nos
pasan las aventuras seriéfilas de Nada es para siempre, ni de Dawson
siquiera, como alternativa tirarnos pipas y recordar los tiempos del
insti es un buen plan. Pero no puedo decirlo. Así que al ''dime algo''
respondo ''que quieres que te diga'' que es lo que hay que responder.
Cuando seamos treintañeros, pongamos en 2011 dejaré por escrito tanta
sinceridad en alguna parte. Como será la realidad, y no una serie,
estaréis casi todos casados, con hijos, hipotecados, en el mejor de los
escenarios. Yo si hago esas cosas seré el último, lo sé yo y lo sabéis
vosotros. A saber con qué aficiones me entretendré mientras...
*Referencia zipizapesca.
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